Rojito" tiene 80 años y aún no se ha jubilado. En medio de una pandemia que pone en riesgo su salud y ha hecho mella en su oficio, no ha perdido el ánimo y este miércoles, con todos los cuidados, salió a celebrar: Es el Día del Payaso en El Salvador.
"Nosotros siempre vamos a transmitir alegrí
a,
aunque muy dentro de nuestro ser sepamos que estamos muy golpeados por esta pa
ndemia que no nos ha permitido volver a hacer sonreír a las personas", dijo "Rojito" a la AFP, durante un desfile por su dí
a.
La celebración de su día encuentra a muchos payasos sin empleo, a causa de la pandemia.
En este desfile, la mayoría es hombre, aunque también se ven mujeres con sus hijos en brazos, caracterizados como sus padres. Caminaron desde la plaza Salvador del Mundo en el sector oeste de San Salvador hasta un parque de la ciudad.
Al ritmo de una amena y ruidosa batucada, los payasos bailan o hacen bromas a las personas que se detienen a observar el paso del vistoso desfile.
La alegría ya vuelve
"Garbancito" es otro veterano del oficio y que también resiente la falta de trabajo para el sector.
"Cada día es un desafío para los que somos payasos, mucha gente nos tiene de menos, mas no saben que no cualquiera la sabe hacer de payaso, sacar risas es un arte, aunque mal pagado", confiesa Jorge Espinal. A sus 52 años ha dedicado 30 de ellos a ser payaso.
Cuenta que antes de la pandemia la tarifa de un payaso era "60 dólares por dos horas de entretenimiento, exclusivo para niños", pero el virus trastocó sus ingresos.
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